La Estimulación transcraneal por Corriente Directa, o también conocida con el acrónimo tDCS, es una forma de estimulación cerebral o neuromodulación, no invasiva, indolora y segura, útil para llevar a cabo un tratamiento eficaz de diferentes patologías, entre ellas, las migrañas, el dolor neuropático, la fibromialgia y/o la depresión. En este sentido, la tDCS implica el uso de una corriente continua de baja intensidad, de entre 1 y 2 mA (miliamperios), que se envía a áreas específicas del cerebro que no funcionan de manera adecuada a través de electrodos situados sobre el cuero cabelludo.
La estimulación, aplicada en esta dirección, y según la patología sufrida y diagnosticada, puede ser utilizada para «aumentar» o «disminuir» la actividad neuronal en el área objetivo. Por ejemplo, en el caso de la depresión, la tDCS aumenta la actividad de una región de nuestro cerebro conocida como corteza prefrontal dorsolateral izquierda, la cual sabemos gracias a los estudios de neuroimagen que se encuentra hipoactivada en pacientes con depresión. En el caso del dolor, se puede incidir sobre diferentes regiones cerebrales en función del protocolo a seguir, como por ejemplo, la corteza motora primaria en la que también se aumenta su actividad.
Aplicada correctamente, en acuerdo con los protocolos de seguridad establecidos y bajo la supervisión de un profesional sanitario, la tDCS es un tratamiento no invasivo que, en la gran mayoría de pacientes, no produce ningún tipo de efecto secundario. Cualquier efecto adverso parece estar limitado a hormigueo, picazón y enrojecimiento temporal en el sitio donde se colocan los electrodos de estimulación. Sin embargo, estos efectos pueden evitarse al aumentar lentamente la corriente deseada.
En la Unión Europea, la tDCS está aprobada para el tratamiento de diferentes dolencias que cursan con dolor y para el trastorno depresivo mayor. En este sentido, una reciente revisión sistemática del 2020 encontró evidencia de nivel A (definitiva) para el tratamiento de ambas patologías, mediante tDCS. Actualmente, se siguen explorando otras aplicaciones para la tDCS, incluyendo posibles tratamientos para la esquizofrenia, trastornos relacionados con sustancias (como el tabaco, el alcohol o el cannabis) o comportamientos adictivos (como el juego patológico o el trastorno de juego por internet). Diferentes estudios han demostrado también una mejora de ciertas capacidades cognitivas (como la atención, la memoria de trabajo, la inhibición de la respuesta, o la flexibilidad cognitiva) en participantes sanos tratados con tDCS.
Es muy importante no confundir la tDCS con la terapia electroconvulsiva (ECT) dado que se trata de procedimientos totalmente diferentes. La tDCS se lleva a cabo cuando el paciente se encuentra despierto, mediante la aplicación de una corriente débil en regiones específicas del cerebro, con el fin de cambiar de manera gradual y segura la transmisión de señales eléctricas y, en consecuencia, modular la actividad cerebral de dichas regiones. Por el contrario, la ECT requiere de la sedación del paciente y de la aplicación de una corriente alterna ultrarrápida, hasta 500 veces superior a la utilizada por la tDCS, con el objetivo de provocar convulsiones en todo el cerebro.
La tDCS puede utilizarse como tratamiento único. Sin embargo, en función de la dolencia a tratar y la gravedad de la misma (Leve, Moderada o Grave) es muy aconsejable aplicarla con el objetivo de aportar efectos positivos adicionales a otros tipos de tratamientos que el paciente esté llevando a cabo, como el farmacológico, el fisioterapéutico y/o el psicológico, entre otros. Las sesiones de tDCS duran alrededor de 30 minutos, a lo largo de protocolos personalizados de estimulación diaria (lunes a viernes) que abarcan entre 3 y 6 semanas, dependiendo de la gravedad del trastorno sufrido por el paciente. La mayoría de pacientes, al finalizar su tratamiento personalizado, sienten un alivio de sus síntomas y una mejora de su calidad de vida.
¿Existen contraindicaciones para recibir sesiones de tDCS?
La tDCS no puede administrarse a personas que tengan piezas metálicas en el cráneo o implantes médicos de soporte vital en el cuerpo. Asimismo, tampoco puede administrarse a personas que tengan problemas dermatológicos en la zona de la cabeza donde se colocan los electrodos y a mujeres embarazadas.